La nefrología es la especialidad médica que se dedica al estudio de la estructura y función de los riñones, tanto en la salud como en la enfermedad. Esto incluye la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades renales.

                                                                                                                                          ¿Qué hacen los nefrólogos?

                                              Los nefrólogos son médicos especializados en el cuidado de los riñones. Diagnostican y tratan una amplia gama de enfermedades, incluyendo:

  • Enfermedad renal crónica: Una pérdida gradual de la función renal con el tiempo.
  • Enfermedad renal aguda: Una pérdida repentina de la función renal.
  • Infecciones renales: Infecciones bacterianas u otras que afectan a los riñones.
  • Cálculos renales: Depósitos duros que se forman en los riñones.
  • Hipertensión arterial: Presión arterial alta, que puede dañar los riñones.
  • Diabetes: Una enfermedad que puede dañar los riñones con el tiempo.
  • Trastornos electrolíticos: Desequilibrios en los niveles de minerales en la sangre.

¿Cuándo deberías ver a un nefrólogo?

Tu médico de cabecera puede derivarte a un nefrólogo si tienes:

  • Síntomas de enfermedad renal: Como hinchazón en las piernas, fatiga, cambios en la micción, sangre en la orina o presión arterial alta.
  • Resultados anormales en los análisis de sangre u orina: Que sugieran un problema renal.
  • Diabetes o hipertensión arterial: Que pueden dañar los riñones.
  • Antecedentes familiares de enfermedad renal.

Tratamientos en nefrología:

Los nefrólogos utilizan una variedad de tratamientos para las enfermedades renales, incluyendo:

  • Medicamentos: Para controlar la presión arterial, reducir la inflamación y proteger los riñones.
  • Cambios en el estilo de vida: Como seguir una dieta renal saludable, hacer ejercicio y dejar de fumar.
  • Diálisis: Un procedimiento que filtra la sangre cuando los riñones no funcionan correctamente.
  • Trasplante de riñón: Una cirugía para reemplazar un riñón dañado con uno sano de un donante.

La enfermedad renal crónica (ERC)

es una condición seria que ocurre cuando los riñones se dañan y pierden gradualmente su capacidad para filtrar los desechos y el exceso de líquido de la sangre. Esta pérdida de función ocurre durante un período prolongado de tiempo, generalmente meses o años.

Aquí te presento algunos puntos importantes sobre la ERC:

Causas:

  • Diabetes: Es la causa más común de ERC. El alto nivel de azúcar en la sangre daña los vasos sanguíneos de los riñones.
  • Presión arterial alta: La presión arterial alta puede dañar los vasos sanguíneos y los filtros de los riñones.
  • Glomerulonefritis: Inflamación de las unidades de filtración de los riñones (glomérulos).
  • Enfermedades hereditarias: Como la poliquistosis renal.
  • Obstrucción prolongada del tracto urinario: Por cálculos renales, tumores o un agrandamiento de la próstata.
  • Infecciones recurrentes del riñón.
  • Algunos medicamentos: El uso prolongado de ciertos medicamentos, como los antiinflamatorios no esteroideos (AINE).

Síntomas:

En las etapas tempranas, la ERC puede no presentar síntomas. A medida que la enfermedad avanza, los síntomas pueden incluir:

  • Fatiga
  • Hinchazón en las piernas, tobillos o pies
  • Picazón en la piel
  • Sabor metálico en la boca
  • Náuseas y vómitos
  • Pérdida de apetito
  • Dificultad para concentrarse
  • Problemas para dormir
  • Orinar con más o menos frecuencia
  • Orina espumosa o con sangre
  • Calambres musculares
  • Hipertensión arterial

Diagnóstico:

  • Análisis de sangre: Para medir la creatinina y la urea, productos de desecho que se acumulan en la sangre cuando los riñones no funcionan correctamente.
  • Análisis de orina: Para detectar proteínas o sangre en la orina, signos de daño renal.
  • Tasa de filtración glomerular (TFG): Un cálculo que estima qué tan bien están funcionando los riñones.
  • Imágenes: Como ecografías, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas para visualizar los riñones y detectar anomalías.
  • Biopsia renal: En algunos casos, se puede extraer una pequeña muestra de tejido renal para examinarla bajo un microscopio.

Etapas de la ERC:

La ERC se clasifica en cinco etapas, según la gravedad del daño renal y la TFG:

  • Etapa 1: Daño renal con TFG normal o alta (mayor a 90 ml/min/1.73 m2).
  • Etapa 2: Daño renal con TFG levemente disminuida (60-89 ml/min/1.73 m2).
  • Etapa 3: TFG moderadamente disminuida (30-59 ml/min/1.73 m2).
  • Etapa 4: TFG gravemente disminuida (15-29 ml/min/1.73 m2).
  • Etapa 5: Insuficiencia renal o enfermedad renal terminal (TFG menor a 15 ml/min/1.73 m2).

Tratamiento:

El tratamiento de la ERC depende de la causa subyacente y la etapa de la enfermedad. Los objetivos del tratamiento son:

  • Retrasar la progresión de la enfermedad: Controlando la presión arterial, la diabetes y otros factores de riesgo.
  • Aliviar los síntomas: Con medicamentos para controlar la presión arterial, la anemia, la hinchazón y otros problemas.
  • Prevenir complicaciones: Como enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y enfermedades óseas.
  • Reemplazar la función renal: En la etapa 5 de la ERC, se necesita diálisis o un trasplante de riñón.

Prevención:

  • Controlar la presión arterial y la diabetes.
  • Seguir una dieta saludable.
  • Mantener un peso saludable.
  • Hacer ejercicio regularmente.
  • No fumar.
  • Limitar el consumo de alcohol.
  • Usar medicamentos con precaución.

Es importante recordar que la ERC es una enfermedad grave, pero con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, se puede retrasar su progresión y mejorar la calidad de vida. Si tienes algún factor de riesgo para la ERC o experimentas síntomas, consulta a un médico para una evaluación.

Insuficiencia renal aguda

La insuficiencia renal aguda (IRA), también conocida como lesión renal aguda, es una condición grave que ocurre cuando los riñones pierden repentinamente la capacidad de filtrar los desechos de la sangre. A diferencia de la enfermedad renal crónica, que se desarrolla lentamente con el tiempo, la IRA aparece rápidamente, generalmente en cuestión de horas o días.

Causas:

Existen tres categorías principales de causas de la IRA:

  • Prerrenal: Problemas que reducen el flujo sanguíneo a los riñones, como:
    • Deshidratación severa
    • Hemorragia
    • Insuficiencia cardíaca
    • Quemaduras graves
  • Renal: Daño directo a los riñones causado por:
    • Infecciones
    • Medicamentos tóxicos para los riñones (como ciertos antibióticos y antiinflamatorios)
    • Glomerulonefritis (inflamación de los glomérulos)
    • Rabdomiólisis (descomposición del tejido muscular)
  • Posrenal: Obstrucción del flujo de orina desde los riñones, como:
    • Cálculos renales
    • Agrandamiento de la próstata
    • Tumores

Síntomas:

Los síntomas de la IRA pueden variar según la causa y la gravedad de la afección. Algunos síntomas comunes incluyen:

  • Disminución en la producción de orina: Orinar con menos frecuencia o en cantidades más pequeñas.
  • Hinchazón: En las piernas, tobillos, pies o cara debido a la retención de líquidos.
  • Fatiga: Sensación de cansancio o debilidad.
  • Náuseas y vómitos: Sensación de malestar estomacal.
  • Confusión: Dificultad para pensar con claridad.
  • Convulsiones: En casos graves.

Diagnóstico:

  • Análisis de sangre: Para medir los niveles de creatinina y urea, que aumentan cuando los riñones no funcionan correctamente.
  • Análisis de orina: Para detectar anomalías, como sangre o proteínas en la orina.
  • Imágenes: Como ecografías o tomografías computarizadas para visualizar los riñones y detectar obstrucciones.

Tratamiento:

El tratamiento de la IRA depende de la causa subyacente y la gravedad de la afección. Los objetivos del tratamiento son:

  • Identificar y tratar la causa subyacente: Por ejemplo, administrar líquidos por vía intravenosa para la deshidratación o antibióticos para una infección.
  • Mantener el equilibrio de líquidos y electrolitos: A través de la administración de líquidos por vía intravenosa y medicamentos.
  • Eliminar los desechos de la sangre: En casos graves, puede ser necesaria la diálisis para filtrar la sangre.

Pronóstico:

El pronóstico de la IRA varía según la causa subyacente, la gravedad de la afección y la salud general del paciente. En muchos casos, la IRA es reversible con un tratamiento oportuno y adecuado. Sin embargo, si no se trata, la IRA puede provocar complicaciones graves, como daño renal permanente, insuficiencia cardíaca y muerte.

Prevención:

  • Mantenerse hidratado: Beber suficiente líquido, especialmente en climas cálidos o durante el ejercicio.
  • Controlar la presión arterial y la diabetes.
  • Usar medicamentos con precaución: Seguir las instrucciones del médico y evitar el uso excesivo de medicamentos que pueden dañar los riñones.
  • Buscar atención médica oportuna: Si experimenta síntomas de IRA, consulte a un médico de inmediato.

Infecciones renales

Las infecciones renales, también conocidas como pielonefritis, son un tipo de infección de las vías urinarias (IVU) que afecta a uno o ambos riñones. Generalmente, comienzan como una infección en la vejiga que se propaga a los riñones.

Causas:

  • Bacterias: La causa más común de infecciones renales son las bacterias, especialmente la Escherichia coli (E. coli), que normalmente vive en el intestino.
  • Virus: En casos menos comunes, los virus también pueden causar infecciones renales.
  • Hongos: Las infecciones renales por hongos son menos frecuentes y suelen ocurrir en personas con sistemas inmunitarios debilitados.

Vías de infección:

  • Ascendente: La vía más común es la ascendente, donde las bacterias viajan desde la uretra a la vejiga y luego a los riñones a través de los uréteres.
  • Hematógena: En casos más raros, las bacterias pueden llegar a los riñones a través del torrente sanguíneo desde otra parte del cuerpo.

Factores de riesgo:

  • Sexo femenino: Las mujeres tienen un mayor riesgo de infecciones renales debido a que su uretra es más corta, lo que facilita que las bacterias lleguen a la vejiga.
  • Obstrucción del tracto urinario: Los cálculos renales, el agrandamiento de la próstata y otras obstrucciones pueden dificultar el flujo de orina y aumentar el riesgo de infección.
  • Sistema inmunitario debilitado: Las personas con diabetes, VIH u otras condiciones que debilitan el sistema inmunitario son más susceptibles a las infecciones renales.
  • Embarazo: Los cambios hormonales y físicos durante el embarazo pueden aumentar el riesgo de infecciones renales.
  • Uso de catéteres urinarios: Los catéteres urinarios pueden introducir bacterias en las vías urinarias.
  • Antecedentes de infecciones urinarias: Las personas que han tenido infecciones urinarias previas tienen un mayor riesgo de desarrollar infecciones renales.

Síntomas:

  • Fiebre: A menudo alta.
  • Escalofríos: Temblores con o sin fiebre.
  • Dolor: En la espalda, el costado o la ingle.
  • Micción frecuente: Necesidad de orinar con más frecuencia de lo habitual.
  • Urgencia urinaria: Sensación de necesidad urgente de orinar.
  • Disuria: Dolor o ardor al orinar.
  • Orina turbia: Con posible presencia de sangre o pus.
  • Mal olor en la orina: Olor desagradable o fuerte.
  • Náuseas y vómitos: Sensación de malestar estomacal.

Diagnóstico:

  • Análisis de orina: Para detectar la presencia de bacterias, glóbulos blancos y otros signos de infección.
  • Urocultivo: Para identificar el tipo de bacteria que causa la infección y determinar el antibiótico más eficaz.
  • Análisis de sangre: Para detectar signos de inflamación e infección.
  • Estudios de imagen: Como ecografías, tomografías computarizadas o pielografías intravenosas para visualizar los riñones y detectar anomalías.

Tratamiento:

  • Antibióticos: El tratamiento principal para las infecciones renales son los antibióticos. La elección del antibiótico depende del tipo de bacteria que causa la infección y la gravedad de la afección.
  • Analgesicos: Para aliviar el dolor y la fiebre.
  • Hospitalización: En casos graves, puede ser necesaria la hospitalización para administrar antibióticos por vía intravenosa y controlar la afección.

Complicaciones:

  • Daño renal permanente: Las infecciones renales no tratadas pueden causar daño renal permanente.
  • Septicemia: La infección puede propagarse al torrente sanguíneo, causando una afección potencialmente mortal llamada septicemia.
  • Absceso renal: Se puede formar una acumulación de pus en el riñón.

Prevención:

  • Beber abundante líquido: Para ayudar a eliminar las bacterias de las vías urinarias.
  • Orinar con frecuencia: No retener la orina durante largos períodos.
  • Limpiar el área genital de adelante hacia atrás: Después de usar el baño, para evitar que las bacterias del recto ingresen a la uretra.
  • Orinar después de la actividad sexual: Para ayudar a eliminar las bacterias que pueden haber ingresado a la uretra durante el coito.
  • Evitar el uso de productos irritantes: Como duchas vaginales, aerosoles femeninos y jabones perfumados en el área genital.

Si sospechas que tienes una infección renal, es importante buscar atención médica de inmediato. El tratamiento temprano puede ayudar a prevenir complicaciones graves.

Cálculos renales

Quistes renales

Los quistes renales son sacos llenos de líquido que se forman en los riñones. Son bastante comunes, especialmente en personas mayores, y en la mayoría de los casos son benignos (no cancerosos) y no causan problemas.

Quistes renales

Tipos de quistes renales:

  • Quistes renales simples: Son el tipo más común. Tienen una pared delgada, están llenos de un líquido acuoso y generalmente no causan síntomas ni daño.
  • Quistes renales complejos: Tienen características que los hacen más preocupantes, como paredes gruesas, tabiques (divisiones internas), calcificaciones o componentes sólidos. Estos quistes pueden requerir un seguimiento más cercano o incluso tratamiento, ya que algunos pueden ser cancerosos.
  • Enfermedad renal poliquística (ERP): Es una enfermedad hereditaria en la que se forman muchos quistes en los riñones, lo que puede llevar a insuficiencia renal.

Causas:

Las causas de los quistes renales simples no están claras. Se cree que pueden formarse debido al envejecimiento y al desgaste de los riñones. La ERP, por otro lado, es causada por mutaciones genéticas.

Síntomas:

La mayoría de los quistes renales no causan síntomas. Sin embargo, si un quiste crece mucho, puede causar:

  • Dolor en la espalda o el costado
  • Sangre en la orina
  • Infección
  • Presión arterial alta

Diagnóstico:

  • Ecografía: Es la prueba más común para diagnosticar quistes renales.
  • Tomografía computarizada (TC): Proporciona imágenes más detalladas de los riñones.
  • Resonancia magnética (RM): Puede ser útil para evaluar quistes complejos.

Tratamiento:

  • Quistes simples: Generalmente no requieren tratamiento. Se puede recomendar un seguimiento con ecografías periódicas.
  • Quistes complejos: El tratamiento depende de las características del quiste. Puede incluir:
    • Escleroterapia: Se inyecta una sustancia en el quiste para encogerlo.
    • Cirugía: En casos raros, se puede necesitar cirugía para extirpar el quiste.
  • ERP: El tratamiento se centra en controlar la presión arterial, tratar las infecciones y retrasar la progresión de la enfermedad. En algunos casos, se puede necesitar diálisis o un trasplante de riñón.

Prevención:

No se conocen formas de prevenir los quistes renales simples. Sin embargo, controlar la presión arterial y llevar un estilo de vida saludable puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar quistes renales y otras enfermedades renales.

Si tienes alguna preocupación sobre los quistes renales, consulta a un médico para obtener más información y un plan de tratamiento adecuado a tu situación.

Cáncer de riñón

El cáncer de riñón, también conocido como cáncer renal, es una enfermedad en la que las células del riñón crecen sin control y forman un tumor. El tipo más común de cáncer de riñón en adultos es el carcinoma de células renales (CCR), que se origina en el revestimiento de los pequeños tubos (túbulos) en los riñones.

Cáncer de riñón

Factores de riesgo:

Aunque no se conoce la causa exacta del cáncer de riñón, existen ciertos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollarlo:

  • Edad: El cáncer de riñón es más común en personas mayores de 50 años.
  • Tabaquismo: Fumar duplica el riesgo de cáncer de riñón.
  • Obesidad: Las personas con sobrepeso u obesidad tienen un mayor riesgo.
  • Presión arterial alta: La hipertensión arterial no controlada aumenta el riesgo.
  • Antecedentes familiares: Tener un familiar cercano con cáncer de riñón aumenta el riesgo.
  • Enfermedades renales: La enfermedad renal crónica y la diálisis a largo plazo aumentan el riesgo.
  • Exposición a ciertas sustancias: La exposición al cadmio, al asbesto y a ciertos herbicidas puede aumentar el riesgo.
  • Ciertas afecciones genéticas: Como la enfermedad de von Hippel-Lindau y el carcinoma hereditario de células renales papilares.

Síntomas:

En las etapas tempranas, el cáncer de riñón a menudo no causa síntomas. A medida que el tumor crece, los síntomas pueden incluir:

  • Sangre en la orina (hematuria): Puede ser visible o microscópica.
  • Dolor en la espalda o el costado: Un dolor sordo y persistente.
  • Masa o bulto en el abdomen o el costado.
  • Pérdida de peso sin causa aparente.
  • Fatiga.
  • Anemia.
  • Fiebre.
  • Presión arterial alta.

Diagnóstico:

  • Análisis de orina: Para detectar sangre en la orina.
  • Análisis de sangre: Para evaluar la función renal y buscar marcadores tumorales.
  • Estudios de imagen:
    • Ecografía: Para visualizar los riñones.
    • Tomografía computarizada (TC): Para obtener imágenes más detalladas de los riñones y otros órganos.
    • Resonancia magnética (RM): Para evaluar la extensión del tumor.
  • Biopsia: Para confirmar el diagnóstico y determinar el tipo de cáncer.

Tratamiento:

El tratamiento del cáncer de riñón depende de la etapa del cáncer, la salud general del paciente y otros factores. Las opciones de tratamiento incluyen:

  • Cirugía: Es el tratamiento principal para el cáncer de riñón localizado. Puede incluir la extirpación parcial o total del riñón (nefrectomía).
  • Crioterapia: Se utilizan temperaturas extremadamente frías para destruir las células cancerosas.
  • Radiofrecuencia: Se utilizan ondas de radio de alta energía para calentar y destruir las células cancerosas.
  • Terapia dirigida: Utiliza medicamentos que se dirigen a moléculas específicas involucradas en el crecimiento del cáncer.
  • Inmunoterapia: Ayuda al sistema inmunitario del cuerpo a combatir el cáncer.
  • Quimioterapia: Se utilizan medicamentos para destruir las células cancerosas, pero no es tan eficaz para el cáncer de riñón como para otros tipos de cáncer.

Prevención:

Si bien no se puede prevenir completamente el cáncer de riñón, se pueden tomar medidas para reducir el riesgo:

  • No fumar.
  • Mantener un peso saludable.
  • Controlar la presión arterial.
  • Limitar la exposición a sustancias químicas que pueden causar cáncer.

Es importante recordar que la detección temprana del cáncer de riñón aumenta las posibilidades de éxito del tratamiento. Si tienes algún factor de riesgo o experimentas síntomas, consulta a un médico para una evaluación.

Trastornos del sistema urinario

El sistema urinario es esencial para eliminar los desechos y el exceso de líquido del cuerpo. Cuando este sistema falla, puede provocar una variedad de trastornos que afectan la calidad de vida. Aquí te presento algunos de los trastornos del sistema urinario más comunes:

1. Infecciones del tracto urinario (ITU)

  • Descripción: Son causadas por bacterias que ingresan al tracto urinario, afectando la uretra, la vejiga o los riñones.
  • Síntomas: Micción frecuente, dolor o ardor al orinar, orina turbia o con sangre, fiebre.
  • Tipos: Cistitis (infección de la vejiga), uretritis (infección de la uretra), pielonefritis (infección de los riñones).

2. Cálculos renales (nefrolitiasis)

  • Descripción: Son depósitos duros de minerales y sales que se forman en los riñones.
  • Síntomas: Dolor intenso en la espalda o el costado, sangre en la orina, náuseas, vómitos.

3. Incontinencia urinaria

  • Descripción: Es la pérdida involuntaria de orina.
  • Tipos: Incontinencia de esfuerzo (pérdida de orina al toser, reír o estornudar), incontinencia de urgencia (necesidad repentina y fuerte de orinar), incontinencia por rebosamiento (goteo constante de orina debido a una vejiga que no se vacía por completo).

4. Hiperplasia prostática benigna (HPB)

  • Descripción: Es el agrandamiento de la próstata, una glándula que rodea la uretra en los hombres.
  • Síntomas: Dificultad para orinar, micción frecuente, especialmente por la noche, flujo de orina débil.

5. Enfermedad renal crónica (ERC)

  • Descripción: Es la pérdida gradual de la función renal con el tiempo.
  • Síntomas: Fatiga, hinchazón, picazón, náuseas, cambios en la micción.

6. Insuficiencia renal aguda (IRA)

  • Descripción: Es la pérdida repentina de la función renal.
  • Síntomas: Disminución de la producción de orina, hinchazón, fatiga, confusión.

7. Cáncer de riñón

  • Descripción: Es el crecimiento descontrolado de células en los riñones.
  • Síntomas: Sangre en la orina, dolor en la espalda o el costado, masa abdominal, pérdida de peso.

8. Cistitis intersticial

  • Descripción: Es un trastorno crónico que causa dolor y presión en la vejiga.
  • Síntomas: Dolor pélvico, micción frecuente, urgencia urinaria.

9. Vejiga hiperactiva

  • Descripción: Es una afección que causa una necesidad frecuente y repentina de orinar.
  • Síntomas: Urgencia urinaria, frecuencia urinaria, incontinencia de urgencia.

10. Reflujo vesicoureteral

  • Descripción: Es el flujo retrógrado de orina desde la vejiga hacia los uréteres.
  • Síntomas: Infecciones urinarias recurrentes, dolor abdominal.

Es importante destacar que esta lista no es exhaustiva. Existen muchos otros trastornos del sistema urinario, algunos más comunes que otros. Si experimentas algún síntoma que te preocupe, es fundamental consultar a un médico para obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.

Hipertensión arterial relacionada con el riñón

La hipertensión arterial y la enfermedad renal están estrechamente relacionadas. De hecho, se puede decir que tienen una relación bidireccional, donde una puede causar o empeorar la otra.

¿Cómo la hipertensión afecta a los riñones?

La presión arterial alta daña los vasos sanguíneos de todo el cuerpo, incluyendo los de los riñones. Estos vasos sanguíneos, llamados arteriolas, son cruciales para la función renal ya que filtran los desechos y el exceso de líquido de la sangre.

Cuando la presión arterial es alta, las arteriolas se estrechan y endurecen, lo que dificulta el flujo sanguíneo y la filtración. Con el tiempo, esto puede dañar los riñones y provocar:

  • Enfermedad renal crónica (ERC): La hipertensión es una de las principales causas de ERC.
  • Insuficiencia renal: En casos severos, el daño a los riñones puede progresar a insuficiencia renal, requiriendo diálisis o un trasplante de riñón.
  • Ateroesclerosis: La hipertensión puede acelerar el desarrollo de ateroesclerosis (acumulación de placa en las arterias) en las arterias renales, lo que reduce aún más el flujo sanguíneo a los riñones.

¿Cómo la enfermedad renal causa hipertensión?

Los riñones juegan un papel importante en la regulación de la presión arterial. Cuando los riñones están dañados, no pueden eliminar el exceso de líquido y sodio del cuerpo de manera eficiente. Esto aumenta el volumen sanguíneo y la presión arterial.

Además, los riñones producen hormonas que ayudan a regular la presión arterial, como la renina. Cuando los riñones están dañados, pueden producir un exceso de renina, lo que eleva la presión arterial.

Algunos ejemplos de enfermedades renales que pueden causar hipertensión incluyen:

  • Enfermedad renal poliquística: Una enfermedad genética que causa la formación de quistes en los riñones.
  • Glomerulonefritis: Inflamación de los glomérulos, las unidades de filtración de los riñones.
  • Estenosis de la arteria renal: Estrechamiento de las arterias que llevan sangre a los riñones.

Tratamiento:

El tratamiento de la hipertensión relacionada con el riñón se centra en:

  • Controlar la presión arterial: Con medicamentos antihipertensivos, como inhibidores de la ECA, bloqueadores de los receptores de angiotensina II (BRA), diuréticos y bloqueadores de los canales de calcio.
  • Tratar la enfermedad renal subyacente: Si la hipertensión es causada por una enfermedad renal, el tratamiento de esa enfermedad puede ayudar a controlar la presión arterial.
  • Cambios en el estilo de vida: Como seguir una dieta saludable baja en sodio, mantener un peso saludable, hacer ejercicio regularmente, limitar el consumo de alcohol y dejar de fumar.

Es fundamental controlar la presión arterial y la enfermedad renal para prevenir complicaciones graves, como enfermedades cardíacas, derrames cerebrales e insuficiencia renal. Si tienes hipertensión o enfermedad renal, es importante trabajar en estrecha colaboración con tu médico para desarrollar un plan de tratamiento adecuado.

Manejo de la enfermedad renal crónica:

Hemodiálisis

La hemodiálisis es un tratamiento que se utiliza para filtrar la sangre cuando los riñones ya no pueden hacerlo por sí solos. Es una terapia vital para las personas con insuficiencia renal, ya que ayuda a eliminar los desechos, el exceso de líquido y las toxinas de la sangre, manteniendo el equilibrio químico del cuerpo.

Paciente recibiendo hemodiálisis

¿Cómo funciona la hemodiálisis?

Durante la hemodiálisis, la sangre del paciente se extrae del cuerpo a través de un acceso vascular, que puede ser una fístula arteriovenosa (conexión quirúrgica entre una arteria y una vena), un injerto arteriovenoso (tubo sintético que conecta una arteria y una vena) o un catéter venoso central.

La sangre se bombea a través de un dializador, también conocido como “riñón artificial”. El dializador contiene una membrana semipermeable que actúa como un filtro. A medida que la sangre pasa a través del dializador, los desechos y el exceso de líquido se filtran a través de la membrana hacia un líquido de diálisis (dializado). La sangre limpia se devuelve al cuerpo del paciente.

¿Quién necesita hemodiálisis?

La hemodiálisis se recomienda para personas con:

  • Insuficiencia renal crónica en etapa 5: Cuando la función renal es inferior al 15% de lo normal.
  • Insuficiencia renal aguda: Cuando los riñones dejan de funcionar repentinamente debido a una lesión o enfermedad.
  • Acumulación de líquidos: Cuando los riñones no pueden eliminar el exceso de líquido del cuerpo, causando hinchazón y dificultad para respirar.
  • Niveles elevados de potasio: Cuando los riñones no pueden eliminar el exceso de potasio de la sangre, lo que puede causar problemas cardíacos.
  • Acidosis metabólica: Cuando los riñones no pueden eliminar los ácidos de la sangre, lo que puede causar problemas respiratorios y otros problemas de salud.

¿Con qué frecuencia se realiza la hemodiálisis?

La mayoría de las personas con insuficiencia renal crónica necesitan hemodiálisis tres veces por semana, con cada sesión durando de 3 a 5 horas. La frecuencia y la duración de la hemodiálisis pueden variar según las necesidades individuales del paciente.

¿Dónde se realiza la hemodiálisis?

La hemodiálisis se puede realizar en:

  • Un centro de diálisis: Es el lugar más común para recibir hemodiálisis.
  • Un hospital: Para pacientes hospitalizados que necesitan hemodiálisis.
  • El hogar: Algunos pacientes pueden realizar hemodiálisis en casa después de recibir capacitación.

Riesgos y complicaciones:

Aunque la hemodiálisis es un tratamiento vital, puede haber algunos riesgos y complicaciones, como:

  • Hipotensión: Baja presión arterial durante o después del tratamiento.
  • Calambres musculares: Debido a la eliminación rápida de líquidos y electrolitos.
  • Náuseas y vómitos: Especialmente al principio del tratamiento.
  • Picazón: Debido a la acumulación de toxinas en la piel.
  • Infecciones: En el sitio de acceso vascular o en el torrente sanguíneo.
  • Problemas cardíacos: Como arritmias o insuficiencia cardíaca.
  • Depresión: Debido al impacto de la enfermedad renal y el tratamiento en la calidad de vida.

Alternativas a la hemodiálisis:

  • Diálisis peritoneal: Es un tipo de diálisis que utiliza el revestimiento del abdomen (peritoneo) como filtro.
  • Trasplante de riñón: Es la mejor opción de tratamiento para muchas personas con insuficiencia renal.

Diálisis peritoneal

La diálisis peritoneal es un tratamiento para la insuficiencia renal que utiliza el revestimiento del abdomen (llamado peritoneo) como filtro para limpiar la sangre. A diferencia de la hemodiálisis, que requiere una máquina externa, la diálisis peritoneal se realiza dentro del cuerpo del paciente.

¿Cómo funciona la diálisis peritoneal?

  1. Colocación del catéter: Primero, se coloca un catéter (un tubo blando) en el abdomen a través de una pequeña cirugía. Este catéter permanece en su lugar de forma permanente.
  2. Introducción del líquido de diálisis: A través del catéter, se introduce un líquido de diálisis (dializado) en la cavidad peritoneal.
  3. Filtración: El peritoneo actúa como una membrana semipermeable, permitiendo que los desechos y el exceso de líquido pasen de la sangre al dializado.
  4. Drenaje: Después de un período de tiempo (generalmente varias horas), el dializado, que ahora contiene los desechos, se drena del abdomen.
  5. Repetición del proceso: El proceso se repite varias veces al día, ya sea manualmente o con la ayuda de una máquina.

Tipos de diálisis peritoneal:

  • Diálisis peritoneal ambulatoria continua (DPAC): El paciente realiza los intercambios de líquido manualmente varias veces al día.
  • Diálisis peritoneal automatizada (DPA): Una máquina llamada cicladora realiza los intercambios de líquido automáticamente durante la noche mientras el paciente duerme.

Ventajas de la diálisis peritoneal:

  • Mayor flexibilidad: Permite a los pacientes tener más control sobre su horario de tratamiento.
  • Mayor independencia: Los pacientes pueden realizar la diálisis en casa.
  • Menos restricciones dietéticas: Comparado con la hemodiálisis.
  • Mejor preservación de la función renal residual: Puede ayudar a preservar la función renal restante durante más tiempo.

Desventajas de la diálisis peritoneal:

  • Riesgo de peritonitis: Inflamación del peritoneo causada por una infección.
  • Pérdida de proteínas: Se pueden perder proteínas a través del peritoneo.
  • Aumento de peso: Debido a la glucosa presente en el líquido de diálisis.
  • Necesidad de un espacio limpio y organizado: Para realizar los intercambios de líquido en casa.

¿Quién es un buen candidato para la diálisis peritoneal?

La diálisis peritoneal puede ser una buena opción para:

  • Pacientes que desean más flexibilidad e independencia.
  • Pacientes con problemas de acceso vascular para la hemodiálisis.
  • Pacientes con enfermedades cardíacas.
  • Niños.

Es importante hablar con tu médico para determinar si la diálisis peritoneal es la opción de tratamiento adecuada para ti.

Controlar la presión arterial

Manejar las complicaciones de la enfermedad renal